Si fuera necesario escribir sobre mi, diría: que mi cuerpo fue mi único mundo, que sólo lo vestí con los trajes para cada contacto con los otros y estos trajes cambiaron con los ires y venires de la moda de la edad. En la infancia, me vestían; luego, me arropé con la sonrisa hipócrita que necesitan los demás para no abandonar a “sus amigos”. Pero ahora, guardé esa sonrisa en el baúl, y trato, ante los demás, de presentarme desnudo, pero ellos no lo ven, siempre tratan de vestirme con sus trajes, y mi sonrisa, la verdadera, sólo la lucí ante mi, en el espejo.
martes, febrero 14, 2006
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