Voy a comerme cada una de mis penas,
agregaré las lagrimas derramadas,
mi corazón partido en trozos
y la sangre que brota de mis venas,
haré una salsa con mi alma destrozada,
sazonándola con todos mis sollozos,
herviré mi cuerpo a fuego lento,
para hallar sabor a redención,
devoraré mis ansias y deseos
para matar de una vez el sentimiento
que hoy me causa esta aflicción,
decoraré este manjar con agonías,
con el dulce sabor de los quebrantos
de los momentos que fueron alegrías
y poco a poco se han convertido en llantos,
de postre serviré mis pensamientos,
con el agridulce sabor de la pasión,
aquella que acaba a veces el amor,
sin dar paso a arrepentimientos,
con locura y vehemencia,
tragaré de un sorbo mi dolor
y así pondré fin a mi existencia.
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